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miércoles, 28 de noviembre de 2018

Abejas y plantas, simbiosis perfecta


   481 parajes de espacios naturales de Andalucía Oriental sustentan decenas de colmenas y garantizan sus beneficios ecosistémicos.    
Las alteraciones climáticas, la erosión y la excesiva antropización de los espacios naturales provoca un serio declive de la cubierta vegetal que cubre el territorio que rodea pueblos y ciudades, que alberga ecosistemas en los que se produce, no solo una gran parte de la comida que la biodiversidad necesita incluido el hombre, sino que es la fuente de oxígeno que los seres vivos necesitamos para subsistir. Sin plantas no hay vida. Es un axioma aceptado por todos, pero quizás no todo el mundo sea consciente de que sin insectos polinizadores la flora muere sin desarrollarse ni reproducirse. El ejemplo más claro y evidente de esa perfecta simbiosis entre insectos y plantas está representado por alrededor de dos millares de especies de abejas, de las que una de ellas, Apis melífera, es utilizada por el hombre desde milenios para producir, miel, jalea real, cera y otras sustancias, que generan gracias al néctar y polen que recogen de las flores de las plantas. Las abejas son atraídas hasta el interior de las flores, donde se encuentran los estambres cargados de polen, que se adhiere a sus patas, a veces en grandes cantidades, que distribuyen en el interior de otras muchas flores que visitan para recoger más polen, que en esencia es el fruto del estambre, el órgano sexual masculino, que es depositado por el viento, las abejas, aves y otros agentes, en el pistilo de cada flor (el órgano femenino). La polinización es la forma que las plantas tienen de reproducirse con otras de su misma población o incluso más lejanas. La desaparición de las abejas reduciría de forma considerable esa función reproductora.

   La protección y desarrollo de los beneficios que los ecosistemas pueden aportar a la naturaleza y la sociedad es una de las funciones clave en la gestión de los espacios naturales y de titularidad pública, donde la apicultura tiene una especial importancia. Las administraciones, tanto estatal como autonómica, el Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad, como la Consejería de Medio Ambiente y organismos como Parque Nacionales, desarrollan programas de control, cuidado y fomento de actividades encaminadas a la protección de las abejas. En Andalucía, cada cuatro años, se conceden más de un millar de licencias para poder instalar colmenas en puntos donde las abejas pueden desarrollar su labor, tanto en beneficio del medio natural con su ayuda a la reproducción vegetal, como la generación de miel, base de un recurso económico fundamental para muchos municipios del sur peninsular. 
   En los próximos cuatro años, serán un total de 1.224 asentamientos apícolas los que se ubicarán en los montes de titularidad pública de Andalucía, de los que 481 están señalados en las provincias de Granada, Jaén y Almería.

   La explotación en estos parajes no puede ser masiva. Según la normativa de, no puede haber más de cien colmenas en cada punto, con un mínimo de 50. La ocupación del sentamiento es personal e intransferible, siendo el plazo máximo de adjudicación por cinco años. La determinación de estos lugares se ha realizado en base a su riqueza vegetal, especies, número de plantas y, en definitiva, que tengan la capacidad de dar materia prima para un centenar de colmenas.

   En Granada son un total de 159 asentamientos, que se distribuyen, sobre todo, en los parques naturales de Alhama, Almijara y Tejeda, el de la Sierra de Huétor, Sierra Nevada y Sierra de Baza, con especial incidencia en los municipios de Arenas del Rey, Huétor Santillán, Caniles, Beas y Murtas.

   En Jaén son un total de 144 asentamientos, que se distribuyen, sobre todo, en los parques naturales de Cazorla, Andújar, Despeñaperros y Mágina, con especial incidencia en los municipios de Santa Elena, Santiago-Pontones, Andújar, Adeaquemada, Santo Tomé y Vílches.

   En Almería son un total de 178 asentamientos, que se distribuyen, sobre todo, en los parques naturales de María, Cabo de Gata-Níjar y Sierra Nevada, con especial incidencia en los municipios de Fiñana, Gérgal, Vélez Blanco, Vélez Rubio, Serón y Bacares
Protección para los agentes polinizadores

Protección para los agentes polinizadores

   La puesta en marcha de programas y actividades que redundan en la protección de agentes polinizadores, sobre todo las abejas, es parte fundamental de las actuaciones que son apoyadas por el Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad, que apoya programas específicos en comunidades autónomas para el desarrollo de las abejas como elementos clave para la protección de los ecosistemas. Los expertos del proyecto Life SHARA, que pretende transmitir conocimientos para la adaptación a los efectos del cambio climático, consideran que es necesario proteger los sistemas apícolas ante las alteraciones y desequilibrios provocados por el cambio global.

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