Esta Pagina dejara de Actualizarse en Marzo 2020

Esta Pagina dejara de Actualizarse en Marzo 2020
Mostrando entradas con la etiqueta La Razon. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta La Razon. Mostrar todas las entradas

domingo, 24 de marzo de 2013

Diez pasos por el sendero vertebrador de Sierra Morena

24 de marzo de 2013. MARTA M. RECA.
El GR-48 atraviesa la mitad de Andalucía; en el corazón, Córdoba, aguardan desde calzadas romanas a sorpresas geológicas entre paisajes extraordinarios
Diez pasos metafóricos, claro, porque la ruta del Gran Recorrido GR-48, que parte de Portugal y muere en Santa Elena (Jaén), transcurre en diez de sus etapas por la provincia de Córdoba. Ciento sesenta y cinco kilómetros de recorrido que les llevarían más de una Semana Santa. Como no se trata de pulverizar marcas –ni corazones–, la propuesta es elegir alguna de las más asequibles y realizarlas parcialmente. Existe mucha información en internet acerca de esta conocida ruta senderista, que recorre Andalucía de oeste a este y tiene su origen en Barrancos. Un nacimiento que hermana aún más a la localidad portuguesa con Andalucía, ya que es la única que cuenta con Denominación de Origen en su país para producir jamón de bellota.
Son cuatro las provincias que atraviesa este sendero, pero nos quedamos en Córdoba, donde el terreno permite abordarlo a pie o en bicicleta, según las etapas. Sí es recomendable informarse adecuadamente antes de emprender una aventura que de otro modo podría resultar peligrosa.
El punto de partida cordobés es Hornachuelos, el segundo mayor municipio en extensión tras la capital, situado a 185 metros de altitud. Presume de un gran patrimonio histórico, empezando por el castillo y la Plaza de Armas. Almodóvar del Río, Obejo y Santa María de Trassierra se ofrecen para recoger a los encandilados tras jornadas seguro agotadoras. En la guía del sendero se recomienda especialmente la etapa que acaba en Cerro Muriano, por transcurrir por uno de los enclaves «mejor conservados» de la sierra cordobesa y que permite atravesar el bosque en galería del arroyo Bejarano y las dehesas de alcornocales. El «culmen» es el cerro Torreárboles desde el que en los días claros emerge en el horizonte su hermana mayor, Sierra Nevada, como si de un ritual ancestral se tratara. La anterior, como la gran parte de las etapas de la ruta, coincide con vías pecuarias y caminos tradicionales y en una zona que fue frontera entre musulmanes y cristianos eso se traduce en calzadas romanas, vestigios de castillos y torres vigía y molinos hidráulicos y aceiteros. También transcurre al unísono parte del camino de Santiago mozárabe, antes de enlazar con Extremadura.
Henchidos de naturaleza y saciada el hambre de historia, pueden volver en sí y recurrir a la tecnología para encontrar un buen lugar donde reposar. O mantener el sueño y dejarse guiar por los instintos hasta hallar un dintel que al cruzarlo sea susceptible de ofrecer hospedaje eventualmente a curiosos o foráneos. Que ya que están, digo, se busquen un buen hotel para recuperar fuerzas antes de afrontar un nuevo lunes.

miércoles, 11 de julio de 2012

Navas de Tolosa (1212-2012); por Luis Alejandre

La Razon 11 Julio 12 - - Luis Alejandre                         
Con la prudencia que exige el manejar fechas en temas históricos, estos días conmemoramos los ocho siglos de una batalla que ha pasado –entre la realidad y el mito– a ser un referente en nuestra historiografía: la de las Navas de Tolosa librada el 16 de julio de 1212. Es importante no sólo por el resultado de una victoria de coaligadas tropas cristianas sobre las almohades, sino por su repercusión y sus consecuencias. Los reinos cristianos andaban aún organizando cruzadas –entre la Cuarta y la Albigense– impulsadas por el Papa Inocencio III, que utilizaba como armas para conseguir adhesiones desde el premio de «la condonación de todos los pecados» hasta la amenaza de la excomunión. Hablamos de comienzos del siglo XIII, dividido nuestro territorio en no siempre avenidos reinos –Castilla, Aragón, Navarra, León y Portugal– luchando contra el califato almohade que, desde mediados del siglo anterior, integró unas debilitadas taifas. Este imperio almohade, tras consolidarse en una muy extensa zona del norte de África, –de Marrakech a Trípoli–, dominaba media Península desde el sur de Lisboa hasta Valencia, Islas Baleares incluidas. El movimiento religioso y político nacido en el Atlas marroquí a comienzos del siglo XII proclamaba el dogma de la unidad divina y sus miembros seguían estrictamente prescripciones coránicas. Las fronteras con los reinos cristianos, especialmente la castellana, fluctuaban al sur del Tajo. La defensa de estas líneas se encomendaron a los Templarios y posteriormente a las Ordenes Militares: Calatrava y Santiago en Castilla, Alcántara en León. En una de estas fluctuaciones, Alfonso VIII era derrotado en Alarcos en 1195 viéndose obligado a solicitar una tregua y al pago de vasallaje. Un año después, tras tres meses de duro asedio, caía en poder de los almohades el castillo de Salvatierra, sede central de la Orden de Calatrava. Peligraba Toledo. Éste fue el detonante que obligó a unir fuerzas. Inocencio III llamó a la guerra santa . Parte de la cristiandad europea se movilizó; en la Península, Aragón y Navarra se comprometieron a apoyar a Castilla, algo que no hicieron León y Portugal. En mayo de 1212 se concentraban en Toledo los contingentes, sus tres reyes al frente: Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón, Sancho VII de Navarra. La unión de fuerzas permitió iniciar la contraofensiva. Se recuperó Malagón, Calatrava, Alarcos, Caracuel, Benavente y Piedrabuena. Pero llegados a las primeras estribaciones de Sierra Morena, el Paso de Losa ocupado por los almohades, cerraba Despeñaperros, al sur del cual , en la actual Santa Elena, acampaba el ejército califal. En una situación de difícil y encajonado repliegue, un pastor se ofreció para guiar a los fuerzas cristianas por una ruta alternativa que les llevaría al contacto con el enemigo y permitirían lo que tácticamente se llama fijarlo. La sorpresa, la acción de conjunto y el ímpetu, les llevaron a la victoria. En pocas semanas, «explotando el éxito», conquistaban Vilches, Ferral, Baños, Tolosa, Baeza y la misma Úbeda.

De la necesidad de glorificar la gesta nació el mito. El pastor llegó a ser confundido con un ángel o con el mismo Santiago, hoy desprendido de su ancestral apellido «matamoros». Y se magnificaron las bajas enemigas –entre setenta y cien mil muertos según las cartas de la época, recogidas por algunos historiadores– cuando contendían como mucho, diez o doce mil combatientes por bando. Al contrario, las bien tratadas y victoriosas huestes de los tres reyes católicos y sus obispos adjuntos, no pasarían de doscientos muertos en ningún caso. Todos sabemos que las guerras las describen los victoriosos, pero es tiempo de ser objetivos. Lo cierto es que la ciudad de Toledo quedó protegida; que Castilla ganó una posición dominante ante el papado y los demás reinos cristianos; que se aceleró la caída de los almohades; que se controlaba, por último, Despeñaperros y el acceso al valle del Guadalquivir.

La liturgia romana dedicó desde entonces la fecha del 17 de julio a la conmemoración de la festividad del Triunfo de la Cruz, en memoria de Las Navas. Alfonso VIII, que moriría dos años después, demostró no sólo ser un hombre de acción, sino también un hábil diplomático. Dejaba sentadas las bases que conducirían al final de la Reconquista, aunque quedaban cerca de tres siglos de dura lucha. Del palenque que protegía a Al-Nasir, el «miramamolín» almohade, se llevó Sancho VII las cadenas que desde entonces constituyen el escudo de Navarra. La batalla de las Navas de Tolosa constituye indiscutiblemente el mejor ejemplo de que de la unión hace la fuerza y de que los valores –en este caso prioritariamente los cristianos– aportan un importante plus al esfuerzo común. Reflexionar hoy sobre lo que significó esta victoria –fe, unidad , esfuerzo, liderazgo– es, en mi opinión, más que necesario.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Despeñaperros sin curvas

10 Diciembre 11 - La Razón.es
Los 4.456 m. de túneles y 3.913 de viaductos del nuevo trazado de la A-4 entre Ciudad Real y Jaén acaban con la inseguridad de la antigua carretera, mientras devuelve espacio al parque para futuras poblaciones de conejo y lince 
  • Despeñaperros  sin curvas
  •                      
     Al norte de la provincia de Jaén, en pleno corazón de Sierra Morena, se ubica uno de los numerosos parques naturales de Andalucía: el parque de Despeñaperros. Con un área de 7.649 hectáreas, este paraje enclavado casi por completo en el término municipal de Santa Elena, aparece desde el aire atravesado por el desfiladero que cientos de años atrás excavara el río que le da su nombre. Una estampa idílica, sin duda. Sin embargo, los miles de conductores –unos 24.000 diarios– que cada año van o vuelven de viaje por Andalucía encuentran en las sinuosas curvas de la antigua carretera un motivo para la preocupación y para mantener el velocímetro a 50 km/h en este tramo de 14 km de la autovía A-4. Por lo menos hasta ahora, ya que acaba de ser inaugurado el nuevo trazado de 9,4 kilómetros entre Santa Elena (Jaén) y Venta de Cárdenas (Ciudad Real) en sentido Madrid y 4,7 km entre el enlace de Aldeaquemada y Santa Elena en sentido Andalucía.
     La nueva infraestructura, construida por la empresa FCC, está compuesta por tres carriles por cada sentido de 3,5 m de ancho, arcenes exteriores de 2,5 m e interiores de 1,5 m y se dará por concluida previsiblemente en 2012, cuando se sumen los cuatro kilómetros restantes del sentido Andalucía. En este punto para levantar el viaducto de El Corzo había que demoler el viaducto existente: «Quizá pueda terminarse antes de verano. Había que tirar el viaducto y volver a hacerlo. Si no se hubiera hecho esto aparte, la capacidad de la autovía habría quedado reducida a la de una nacional durante el verano», explica Pedro Vega, jefe de obra de FCC.
     Con el tramo finalizado, el tiempo de viaje se reduce en nueve minutos, mientras que se estima que el tráfico rodado podría aumentar de los 24.000 vehículos diarios actuales (un 30 por ciento son pesados) a 50.000 para 2025. El coste de la obra asciende a 245 millones de euros; 190 corresponden al tramo inaugurado este año y ocho millones a la obras de integración ambiental y compensación de las emisiones.
     A la mejora del tiempo de viaje se suma la seguridad, ya que toda la ingeniería está pensada para superar los accidentes orográficos de la manera más recta posible; algo que lleva implícito la liberación de terreno para la naturaleza. La infraestructura amontona hasta 4.456 metros de túneles y 3.913 m de viaductos.

     Integración ambiental
     De la antigua calzada, un total de entre cinco y seis kilómetros se han devuelto al parque; mientras que otra parte de la carretera quedará como vía para la visita del territorio. Se ha restituido la orografía con la demolición de la carretera y el levantamiento de terraplenes. Para ello se ha reciclado del material: «Lo que se ha sacado de los túneles se utiliza en los terraplenes, para la fabricación de áridos y para la regeneración ambiental. En total, unos 600.000 m2 de tierra», afirma Vega. Incluso, se ha iniciado una campaña para la repoblación con conejos para las que se han construido cuatro hectáreas de cercados con leguminosas y se soltarán 1.100 ejemplares. Su seguimiento durante los próximos cinco años validará o descartará futuras acciones para repoblar el parque con linces, su principal depredador. «Se detectó un corredor faunísitico sobre uno de los cauces y hemos construido un puente sólo para animales de 30 x 20 m», explica Vega.
      A estas labores se añade la reforestación con unos 250.000 árboles (olmos, fresnos) tanto en el área que se devuelve al parque como a los caminos de obra que se están restituyendo. Ahora que las obras tocan a su fin se está procediendo a la limpieza del cauce del Despeñaperros como una de las exigencias del Ministerio para la licitación de la obra. La limpieza, de la que se encarga también un equipo de alpinistas, eliminará de los terraplenes «camiones y vehículos y aguas de fábrica», concluye Vega.