Preocupación por el repunte de las víctimas registradas en los accidentes en los cascos urbanos.
La definición de “punto negro” es clara: se trata de aquel tramo de calzada de cien metros de longitud en el que se producen tres o más accidentes de circulación con víctimas —al menos un herido leve— durante un año natural. Con esos parámetros, los responsables de la Dirección General de Tráfico elaboran al final de cada ejercicio un informe en el que tratan de identificar esos emplazamientos peligrosos y, de este modo, adoptar las medidas pertinentes de prevención. La Jefatura Provincial de Tráfico localizó cuatro puntos negros en la red de carreteras de Jaén durante 2018. Lo llamativo es que uno de estos tramos especialmente peligroso ya se había detectado en los dos años anteriores, lo que pone de manifiesto que las soluciones adoptadas para eliminarlo fueron infructuosas. En concreto, el “punto negro” que repite está ubicado en el kilómetro 3,5 de la carretera A-316, en la llamada “Glorieta del Clavijo”, en el término municipal de Baeza. En esa zona, Tráfico instaló hace unos meses un radar fijo: “Parece que se está solucionando el problema”, explicó Juan Diego Ramírez, el jefe provincial. Los otros puntos negros son nuevos. En concreto, han sido detectados en el kilómetro 36,3 de la A-44, en la salida de Jaén norte hacia Bailén; en el kilómetro 257 de la A-4, a la altura de Santa Elena; y en el kilómetro 50 de la A-316, en la capital, saliendo hacia Torredelcampo. “Hace unos años, teníamos más de 30 tramos conflictivos. Afortunadamente, ahora son muchos menos”, aclaró.
Este fue uno de los asuntos que se trató en la Comisión Provincial de Tráfico, en la que también se puso sobre la mesa las cifras de siniestralidad vial en la provincia (ver cuadro anexo). Se produjeron más accidentes, si bien se registró un descenso en el número de víctimas mortales: 28 fallecidos frente a las 30 del año anterior. Sí hay preocupación por el incremento registrado en los cascos urbanos.
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