"El algoritmo puede ser una herramienta clave a la hora de evaluar las futuras áreas de reintroducción del lince ibérico", destaca Javier Fernández López.
El área de distribución del lince ibérico ha aumentado en los últimos años y con ella los puntos negros de mortalidad en carretera del felino. A partir de un algoritmo capaz de conjugar variables como la intensidad del tráfico, la velocidad media o el tipo de vegetación cercana, un equipo de investigadores, entre los que se encuentran miembros de la Universidad Complutense de Madrid, ha detectado que el 18,9% de los kilómetros evaluados en Andalucía se califican de alto riesgo para la especie protegida.
Cerca del 20% de las carreteras andaluzas se consideran puntos negros de mortalidad del lince ibérico, según una investigación en la que participa la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y que por primera vez ha aplicado un algoritmo que reduce tiempo y costes y que aumenta la precisión con respecto al trabajo de campo clásico.
A partir de variables como la velocidad media de los vehículos en cada tramo, el tipo de hábitat que atraviesan las carreteras o la intensidad del tráfico en ellas, el algoritmo MaxEnt, utilizado desde hace una década para la predicción de la distribución de las especies, determina qué puntos son más peligrosos para el felino.
El estudio, publicado en Animal Biodiversity and Conservation, determina que de los 7.384 km evaluados a lo largo de la geografía andaluza, 1.395(el 18,9%) son calificados como de alto riesgo.
Destacan el gran número de tramos potencialmente peligrosos identificados en el entorno de Doñana, que están siendo rectificados en el contexto de los proyectos europeos LIFE de conservación de Lince ibérico; las áreas de sierra de Huelva y Sevilla y el tramo de la A4 a la altura de Andújar.
“El modelo nos ha indicado otro tramo de la misma autovía, a su paso por La Carolina y Santa Elena, una buena predicción ya que recientemente han comenzado a detectarse atropellos en este lugar”, apunta Germán Garrote, autor principal del trabajo e investigador del grupo Biología Evolutiva y de la Conservación de la UCM y del proyecto Life +IBERLINCE.
Aunque el trabajo se trata de una primera aproximación, la potencialidad del algoritmo en esta aplicación es considerada “prometedora” por sus artífices.
“Esta metodología puede ser una herramienta clave a la hora de evaluar las futuras áreas de reintroducción del lince ibérico. Permite conocer a priori si las carreteras que se encuentran en la zona seleccionada para la reintroducción pueden o no ser peligrosas para el felino”, destaca Javier Fernández López, coautor y colaborador del departamento de Zoología y Antropología Física de la UCM e investigador del Real Jardín Botánico.
“Efecto paraguas” para otras especies
Sobre su aplicación al resto del país, Garrote comenta que “aunque sería interesante y necesario dado el contexto de expansión actual del lince ibérico, supone un problema por la heterogeneidad existente entre las diferentes Comunidades Autónomas a la hora de la toma de datos”.
Fernández López añade que en muchas carreteras los datos sobre la intensidad de tráfico o la velocidad media de los vehículos no existen o, en caso afirmativo, no siempre se consiguen fácilmente.
Otra de las ventajas de la aplicación de este algoritmo es que los puntos negros identificados para el lince también lo son para otras especies amenazadas pero menos atendidas por las administraciones, como el gato montés o el tejón. “De nuevo, la protección del lince ibérico hace un efecto paraguas para otras especies que conviven en su hábitat”, reconoce Garrote.
Según datos de Iberlince, un total de 53 linces murieron en España durante 2017, y más de la mitad fueron víctimas de atropellos. “Muchos de los vallados perimetrales de las autovías se instalaron hace décadas y están en malas condiciones, permitiendo el paso de cualquier animal a la vía y suponiendo un peligro para el conductor también”, denuncia el biólogo de la UCM.
Este estudio se ha realizado en el marco del proyecto Life +IBERLINCE. Además de la UCM, también participan la Agencia de Medio Ambiente y Agua de Andalucía y la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.
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