Los asaltos ocurrieron, de nuevo, con los afectados en el interior de sus casas.
“Hasta que no ocurra algo, no van a parar”, asegura Antonio López Navarro, propietario de un conocido hotel y restaurante de Santa Elena. Él, junto con su familia, al frente de este negocio, descubrieron espantados que alguien había entrado en su casa, y no exagera, ya que la vivienda y el establecimiento que regentan están en el mismo inmueble. Se habían llevado, como relata, el dinero que había en la caja y el bote de los camareros y, para ello, habían roto uno de los cristales. El daño total, según estima, está en torno a 500 euros. “Por fortuna, no los vimos, porque de haber sido así, no imagino lo que pudiera haber pasado. Santa Elena es un pueblo tranquilo, pero como este gente no le tiene nada de miedo a las leyes, hacen lo que les da la gana”, reflexiona, con cierta preocupación. El sentimiento cala entre sus paisanos, puesto que, en apenas dos semanas, asisten a la segunda oleada de asaltos a sus hogares.
Los robos se sucedieron en la madrugada del lunes al martes y de este día al miércoles. El responsable de un pub de este municipio, con menos de mil residentes, escuchó un ruido y, ante el temor a que fuera alguien que pretendía entrar en su propiedad, salió en su busca, al parecer, armado con una escopeta. Y es que la tensión es muchísima, como ocurrió a finales de mayo. Aunque se agradece la mayor presencia de la Guardia Civil, el Gobierno local, en respuesta al sentimiento vecinal, pide colaboración al Estado, responsable de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad. Ayer, el alcalde, el popular Juan Caminero, mantuvo una reunión con el subdelegado del Gobierno en Jaén, Juan Lillo. Del encuentro salió el compromiso de convocar una Junta Local de Seguridad, con carácter extraordinario, para analizar la situación. Será en los primeros días de la semana próxima y se espera la presencia del máximo responsable de la Comandancia jiennense, Luis Ortega, además de responsables del Cuerpo en esta compañía del Instituto Armado.
En torno al 19 de mayo pasado, los cacos se movieron a sus anchas por el casco urbano santaelenero. Lo más inquietante de lo que ocurrió es que accedieron a viviendas mientras sus habitantes dormían. Uno de ellos, sorprendió a un ladrón con las manos en la masa, salió tras él y alertó a la Benemérita. A pesar de ello, se presentaron más de media docena de denuncias, y eso que el radio de acción de los delincuentes fue la calle Francisco Tomás y Valiente.
En el colegio Carlos III se forzaron ocho cerraduras. Allí los autores se hicieron con unos setecientos euros, además de equipos informáticos. El dinero lo habían recogido los alumnos de los últimos cursos del centro para organizar su primer viaje de fin de curso. Los sigilosos ladrones, aparte de darle un disgusto a los adolescentes de Santa Elena, también entraron en la casa de una concejal del equipo de Gobierno, que es la segunda vez que sufre un robo en su domicilio. En otro de sus golpes, los cacos llegaron a vaciar la nevera de sus víctimas, mientras estas dormían, o se llevaron hasta un paquete de tabaco, además de lo que había en la cartera. A una pareja, que regresaba de pasar unos días de vacaciones, los ladrones le abrieron las maletas, que habían decidido deshacer después de descansar. Se encontraron los bultos desordenados en la entrada de su vivienda. Uno de los “problemas” de este municipio de Despeñaperros, en el límite de Andalucía y La Mancha es su proximidad a la autovía A-4, lo que permite una rapidísima escapatoria, en apenas minutos.
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