El jurado del premio, convocado por el Colegio a nivel nacional, destaca que ha conseguido salvar «uno de los grandes escollos viales de nuestra compleja orografía»
Ya lo adelantó el día de la inauguración la ministra de Fomento, Ana Pastor. En junio de 2012, antes de cortar la cinta que abría al tráfico el segundo y último tramo pendiente del nuevo trazado de la A-4 a su paso por Despeñaperros, destaca la «singularidad de la obra». «Es una infraestructura que todos los estudiantes de ingeniería deberían venir a analizar», añadía.
Tal es la singularidad del nuevo trazado de Despeñaperros, que en sus dos tramos, en sentido Madrid y en sentido Andalucía, ha supuesto la construcción de 12 viaductos y 13 túneles. Todo para eliminar la sinuosidad que consiguió hacerse famosa en toda España.
Precisamente por todo ello, el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de España acaba de conceder el prestigioso premio Acueducto de Segovia 2013 al tramo de la A-4 que discurre entre Venta de Cárdenas (Ciudad Real) y Santa Elena (Jaén). Los ingenieros han entendido que «esta obra proporciona una solución al paso histórico de Despeñaperros y salva definitivamente uno de los grandes escollos viales de nuestra compleja orografía», según palabras textuales del jurado.
El premio lo recogieron en Madrid, el presidente de FCC construcción, Fernando Moreno, que fue la empresa que ejecutó la obra; Acciona Ingeniería, como proyectista, y la Demarcación de Andalucía Oriental de la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento.
Este premio tiene carácter bienal, y a la edición que acaba de fallarse, podían optar las obras públicas finalizadas entre el 1 de enero de 2011 y el 31 de diciembre de 2012. El tramo de Despeñaperros que ha resultado premiado se inauguró en junio de 2012, nueve meses más tarde que tramo en sentido Madrid.
El Colegio de Ingenieros explica que las cuestiones que más importancia tienen para otorgar este premio son la importancia tecnológica y funcional de la obra, su carácter social y cultural, la calidad ambiental y científica de las medidas correctoras proyectadas y sus valores estético y paisajístico, así como la perfección alcanzada en su ejecución y acabado.
El nuevo tramo de Despeñaperros al completo mide en total 9,6 kilómetros. El que discurre desde Andalucía en sentido Madrid el más largo de los dos, y premiado, el que lleva sentido Andalucía, mide algo más de 4 kilómetros. «Es un tramo surcado de túneles y viaductos de gran complejidad técnica en los que la accidentalidad se ha rebajado drásticamente», explicó uno de los técnicos responsables de la obra el día de su inauguración. Fue él quien cifró en 9 minutos el ahorro de tiempo para cruzar el tramo, que actualmente se puede recorrer en unos cinco minutos.
Otras 'singularidades'
Más allá de la ingeniería que le ha permitido conseguir este premio, la obra de Despeñaperros en singular en muchos sentidos. Para empezar porque tardó 18 años en gestarse y otros 7 en construirse. Y porque ha sido capaz de sobrevivir a gobiernos de uno y otro color y a todas las polémicas que eso ha generado.
Y lo que es más importante, la obra ha conseguido acabar con la leyenda negra de este paso. Lo que hoy es Despeñaperros parecía imposible hace muy pocos años. Sólo entre 1997 y 2010, este tramo se cobró 50 vidas. En esos años, la fama del desfiladero crecía a golpe de cruces y flores en los arcenes y restos de naufragios en los barrancos. En 2003 una estadística oficial reflejaba ya a las claras la magnitud del problema: en ocho años se habían producido en el desfiladero 316 accidentes, con 406 vehículos implicados, 38 personas fallecidas y 131 heridas graves, además de un centenar de lesionados leves. Dos años después se hablaba ya de más de 40 víctimas mortales. Si Despeñaperros se ha cebado con un colectivo en especial, ése es el de los camioneros. Entre 2004 y 2005 se tocó techo: seis camioneros perdieron la vida en apenas quince meses. En 2007 iban nueve camioneros fallecidos en tres años.
En 2006, con nueve puntos negros en los pocos kilómetros por los que discurría el paso, Tráfico llegó a pedirle a Fomento que asfaltase de forma urgente la autovía. Desde entonces se fue paulatinamente a mejor: Al año siguiente había tres puntos negros en Despeñaperros. Aunque no fue hasta 2010 cuando se produjo la coincidencia de ningún punto negro «en vigor» y de ningún accidente mortal durante el año.
En los aproximadamente dos años que el trazado lleva abierto al tráfico todo eso forma ya parte de un pasado negro. A ello quizás haya contribuido también el radar de tramo que la Dirección General de Tráfico (DGT) instaló allí, y a que hay en torno a un centenar de cámaras vigilando cada movimiento que se produce en este tramo de carretera por el que se calcula que cada día circulan 20.000 vehículos.
Paralelo a la inauguración del nuevo Despeñaperros se inauguró también el centro de control de túneles, dependiente del Ministerio de Fomento, y en el que cada día trabajan ocho personas entre controladores de sala, técnicos y un ingeniero técnico industrial. Entre todos hacen que el centro esté en funcionamiento 24 horas al día, los 365 días del año. Su misión principal: controlar las imágenes que les muestran en tiempo real esas cien cámaras. La inmensa mayoría de ellas colocadas en el interior de los túneles, de manera fija para dar una imagen en secuencia, y algunas, en las bocas de entrada de los mismos, que se mueven en función de la necesidad.
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