La muerte en Castellar de Santiago del lince ‘Grazalema’ y las circunstancias en las que se produjo: en una caja trampa y posiblemente por deshidratación, porque nadie revisó con tiempo la jaula, han desatado una nueva oleada de críticas, réplicas y comunicados sobre qué se hace bien y qué mal respecto a los planes para conservar el felino más amenazado de Europa.
Sin embargo la realidad no es tan mala como parece. Luis Suárez, del Fondo Mundial para la Naturaleza más conocido por sus siglas en inglés WWF, asegura que “estamos en un momento de gran esperanza” para el lince; “hemos pasado en unos años de unos cien ejemplares a trescientos en el sur de la Península, ochenta de ellos en criaderos en cautividad”.
Los planes Life de reintroducción financiados por la Unión Europea que abandera la comunidad autónoma de Andalucía, junto con Portugal, Extremadura y Castilla-La Mancha, territorios que históricamente ocupó la especie, están dando resultados que se esperan mejorar en el futuro. Según Suárez el mes que viene se hará el lanzamiento del nuevo proyecto Life Iberlince para la reintroducción del felino en Castilla-La Mancha en el que estará WWF y otros agentes vinculados a la conservación de especies y la caza, “la intención es conseguir una población estable en Castilla-La Mancha.
En esta comunidad se han avistado ejemplares y accidentes como el de la semana pasada demuestran que cruzan el territorio, pero no hay población propia”. El responsable de Especies de WWF entiende que aunque Castilla-La Mancha se ha incorporado algo tarde (en los dos Iberlince anteriores no estuvo la CCAA, aunque ha participado en otros conjuntos con otras especies), su apuesta por la reintroducción de la especie en el territorio puede ser muy importante, “Castilla-La Mancha es clave para la supervivencia del lince por su gran potencial como productora de conejos y liebres, en la base de la alimentación del felino”, explica.
El problema para que el nuevo Iberlince sea un completo éxito según Suárez es el control de predadores, “en el sur de Ciudad Real hay un control muy intenso de predadores y ahí es donde tenemos que trabajar todos juntos, administración, productores de caza y ecologistas; debemos compatibilizarlo todo, la presencia del lince es un beneficio para la biodiversidad y es más barato y eficaz tener lince para controlarlos que trampas”, opina el ecologista.
Desde que existen los programas de recuperación del lince en el sur peninsular se han creado cinco centros de cría y reproducción en cautividad de ejemplares para reintroducirlos después en el medio natural. En estos momentos hay población estable de linces en Doñana y en la zona de Andújar-Cardeña, en Sierra Morena. De los 300 ejemplares que existen en la Península, casi todos están en Andalucía y han salido de los centros de Acebuche (Huelva), La Olivilla (Santa Elena, Jaén) y Zoo Botánico de Jérez de la Frontera (Cádiz). También hay centros de cría en Granadilla (Extremadura) y en el Algarve portugués. Esos centros tienen más de ochenta crías que muchas se van a soltar en el campo en los próximos meses y años.
Trampas sí trampas no
La muerte de ‘Grazalema’ ha provocado opiniones encontradas entre ecologistas y colectivos vinculados a la caza. Todos apuestan por la conservación del lince pero discrepan sobre la posibilidad de que a los cotos se les autorice para utilizar métodos de control de predadores como la caja trampa en la que murió ‘Grazalema’.
WWF, Ecologistas en Acción y Seo/Birdlife piden a la Junta que suspendan todos los permisos y se dejen de autorizar en todo el territorio español.
Sin embargo Aproca que difundió ayer un comunicado con declaraciones de su presidente Luis Fernando Villanueva opina que existen métodos nada crueles y que han pasado los controles del Ministerio de Medio Ambiente. Aproca defiende el collarum, las cajas para córvidos y el lazo Wisconsin al paso y en alar, además del lazo con tope y cierre libre, “estos son los que Aproca espera que sean aprobados de inmediato”, para que zorros, gatos asilvestrados y otros predadores no diezmen la caza.
Luis Suárez, de WWF, apunta que si se recupera el lince “no hay mejor mecanismo de control de predadores y más barato”.
El lince ibérico está considerado el felino más amenazado del mundo.
Es además el carnívoro de Europa más cercano a la extinción según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, la especie está “en peligro crítico”.
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